lunes, 10 de febrero de 2014

Cornudos y apaleados

Si algo ha demostrado lo ocurrido en el barrio burgalés del Gamonal es que las protestas callejeras, si son suficientemente violentas y continuadas, pueden doblegar la voluntad de un ayuntamiento elegido democráticamente en un proyecto de interés general. Evidentemente, los violentos son de izquierdas (los violentos de derechas hace mucho que dejaron de estar organizados), y el ayuntamiento es de derechas (la izquierda carece de complejos, salvo el de la superioridad moral, que le hagan torcer su impía voluntad).
Pero es que, tras esos sucesos, los violentos han tenido la desfachatez de reclamar a los directores de las entidades bancarias que sufrieron daños que retiren las denuncias presentadas, que no soliciten ningún tipo de indemnización y que no se condene a los acusados. Vamos, impunidad total, en la mejor tradición del terrorismo.
Y, por si no estuviera suficientemente claro el espíritu matonesco y chulángano, les dan una semana de plazo. Al menos, que se sepa, no han añadido el consabido y si no
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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