lunes, 24 de febrero de 2014

La mala educación

La discrepancia en materia ideológica es admisible (cualquiera tiene derecho a defender sus opiniones, aunque estas sean erróneas) y hasta necesaria (para depurar las propias). Pero lo que no puede amparar nunca la libertad de expresión es la mala educación, pues se pierde la razón, poca o mucha, que se tenga.
El aborto, en concreto. Se ponga uno como se ponga, el aborto es un asesinato, puesto que se trata de un homicidio en el que concurren circunstancias agravantes como la premeditación y el abuso de superioridad. Ahora bien, hay ocasiones en las que existen circunstancias atenuantes o incluso eximentes. Por eso, hasta los gobiernos de izquierdas al regularlo han hablado de despenalización parcial del aborto, lo que quiere decir que, por las razones que sean (convicción sincera, miedo o puro cálculo) lo siguen considerando como algo digno de ser castigado salvo en ciertos casos.
De un tiempo a esta parte, a las activistas del grupo conocido como Femen les ha dado por montar sus numeritos en España, plantándose donde sea con las domingas al aire y gritando incongruencias tales como que el aborto es sagrado (siendo sagrado algo referido a la divinidad, y nada puede haber más alejado de la misma que el aborto) o que en su cuerpo mandan ellas (siendo el feto algo que está dentro del cuerpo de la mujer, pero que no es parte de ella). Uno de sus últimos actos lo protagonizaron presentándose ante el cardenal arzobispo de Madrid, José María Rouco Varela, y arrojándole bragas manchadas de rojo. Toda una muestra de educación y elocuencia… salvo que la sangre supuesta simbolizara la de los fetos asesinados, cosa que no creo.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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