Hace un cuarto de siglo tenía cierta
gracia ver al cabecilla nacionalista gallego emular a Nikita Kruschef y
aporrear con un zapato el escaño. Actualmente, sus desvaríos provocan asco y
lástima a partes iguales. Asco si no dice lo que piensa y actúa movido sólo por
un miserable cálculo político; lástima, si no piensa lo que dice y suelta las
mayores vilezas por esa boca que Dios le ha dado.
Porque la verdad, afirmar que en
realidad al Partido Popular la vida les importa un nabo y que quiere que los niños nazcan para matarlos o esclavizarlos es una barbaridad de tal calibre
que no se les ocurriría ni a los más exaltados de los izquierdistas de los
últimos ciento cincuenta años. Y mira que ha habido animales en ese rebaño…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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