El nacionalismo –me refiero a los
regionalistas españoles que presumen de defender naciones que nunca han sido más que parte de algo mayor- es, por su
propia naturaleza, insaciable. Cualquier concesión que se le haga no hará más
que aumentar su ansia de seguir exigiendo más y más. En parte, porque si dejara
de pedir perdería su razón de ser.
Por ello, que el nacionalista catalán
nacido en Huesca y los empresarios planteen como un plan para frenar a Arturito Menos una reforma constitucional no es más que una engañifa. Un pan para hoy y hambre para
mañana. Un comprar unos cuantos años, unos cuantos meses o unas cuantas
semanas. Además, ya sabemos para qué les sirve la Constitución a los necionanistas: para pasársela por el arco del triunfo.
Porque la reforma constitucional que
frenaría a Mas, devolviendo poderes al Estado o, directamente, suprimiendo las
autonomías, no la van a hacer…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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