Ya era conocida la tesis de los necionanistas vascos de que el idioma
que se hablaba en el Paraíso Terrenal y que dejó de ser el común a todo el
género humano tras la Torre de Babel fue el vascuence; sin embargo, no acaban
de aclarar cuál de las siete variedades regionales era exactamente aquélla en
la que Adán le lanzaba los requiebros a Eva, toda vez que el vascuence oficial es un idioma de laboratorio con
tan sólo unas décadas de vida.
Los necionanistas catalanes, por su parte, vienen denunciando una
secular conjura castellana por la que se ha ocultado que absolutamente todas
las figuras históricas eran catalanas (no van a serlo, si Cataluña es una de
las naciones más antiguas del mundo mundial y parte del extranjero): Colón,
catalán; Americo Vespucio, catalán; Cervantes y su Quijote, catalanes; Erasmo de Rotterdam, catalán; Tartessos… es
Tortosa; y Santa Teresa de Jesús, en el siglo Teresa de Cepeda, era en realidad
Teresa de… Cervera. Basta con leer entre líneas... entre líneas de cocaína, parece.
Está claro: los de Bilbao nacen donde
les da la real gana… hasta en un lugar donde lo que se habla es catalán. Huy,
perdón, es al revés: todos somos catalanes y hablamos vascuence.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
¡¡¡VISCA ESPAÑA!!!
¡¡¡GORA ESPAÑA!!!
...o lo que sea.
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