Leyendo a Chrétien, me da la impresión
de que Monmouth estableció literariamente el esqueleto o andamiaje de ciclo
artúrico (de modo bastante esquemático o escueto, eso sí), mientras que el
francés fue recubriendo aquí y allá ese andamiaje con historias, pero sin
llegar a crear un edificio completo, algo que parece se conseguría cosa de
medio siglo más tarde con el Lanzarote en prosa… obra que acabo de adquirir mientras escribía esta entrada y con la
que espero rematar lo que se refiere a las fuentes originales (léase, medievales)
de los mitos artúricos.
Centrándonos en esta obra en concreto,
la historia se aproxima más al núcleo del universo arturiano, en el sentido de
que los protagonistas son ya paladines de la Mesa Redonda, y no caballeros que,
por así decirlo, pasaban por allí. Al
mismo tiempo, hay menos disquisiciones acerca del amor cortés y más aventura
pura y dura, aunque dentro del mismo estilo alambicado de las anteriores obras
del autor.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario