Que la justicia se encuentra politizada
es una de las lacras que suelen señalársela. En general, esto se predica por el
hecho de que los órganos de gobierno de los jueces y la composición de los
altos tribunales depende de las cámaras legislativas, y éstas a su vez están
formadas por partidos políticos. Así, se suele decir que los jueces no fallarán
en contra de quienes les han nombrado, o que cuando una sentencia con carga
política ha de ser emitida –caso de algunas sentencias del Supremo o de muchas
del Constitucional-, es fácil saber con anticipación y escaso margen de error
el sentido del voto de cada magistrado, atendiendo a qué partido fue el que le
propuso.
Sin embargo, existe otro caso, que se
produce en aquellas regiones en las que el necionanismo
impera. Consiste en que los jueces se muestran comprensivos con las acciones de aquellos que comenten delitos,
siempre que sean de la cuerda nacionalista. El último caso ha sido un juez de
Gerona, que ha fallado que es legal desviar fondos a entidades separatistas, porque
fomenta el interés común. Eso sí, la
sentencia dice que el proceso separatista
busca dotar de una identidad propia a la comunidad catalana… lo cual, sensu contrario, quiere decir que no la
tiene. Que todo es un invento de los políticos, vamos…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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