En teoría, dado el régimen escasamente
democrático que impera en Cataluña desde hace décadas, debería suponerse que
los nacionalistas, al menos a nivel institucional, deberían tenerlo todo atado
y bien atado. Sin embargo, a tenor de lo ocurrido hace una semana, parece que
la cosa no es así.
Deseoso de aparentar que guarda las
formas, la Generalidad envió su ley de
consultas a un cierto Consejo de Garantías, integrado por nueve miembros,
para que dijera si la misma se ajusta o no a la Constitución. Pues bien,
resulta que el Consejo dio su visto bueno… por un ajustado resultado de cinco
votos a favor y cuatro en contra. No sólo eso, sino que los cinco votos a favor
provinieron de consejeros propuestos por las formaciones nacionalistas,
mientras que los cuatro en contra los emitieron consejeros propuestos por
partidos nacionales (incluyendo en
ese grupo a una formación tan poco previsible como Iniciativa por Cataluña-Los
Verdes).
A pesar de tan exiguo resultado, Pacojones no ha tenido empacho en
declarar que el Consejo ha validado de manera contundente y sólida la consulta. ¿Qué habría dicho de haber sido el
resultado más amplio? ¿Qué el respaldo había sido ostentóreo? Ahora resulta que ganar por la mínima es hacerlo de
manera contundente y sólida. Y yo que creía que el catalán era una lengua
similar al español… porque, en mi idioma, contundente
y sólido significa otra cosa distinta… Vamos, básicamente, lo contrario.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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