A propósito de la política de
inmersión lingüística de la Generalidad catalana (o, por ser más fieles a la
realidad, de ahogamiento del español), mi comentario siempre ha sido el mismo:
de incomprensión, porque hablando catalán lo más lejos que se puede llegar es
al extremo Norte de Andorra… lo que tampoco es demasiado llegar, la verdad.
Sin embargo, podría pensarse que los
pergeñadores del sedicente servicio
diplomático catalán han tenido un ataque de realismo, porque ahora resulta
que las clases que se están impartiendo a los futuros embajadores catalufos se están realizando en español. Quizá sea porque, en materia de relaciones
internacionales, el léxico catalán parece limitarse al Espanya ens roba, ya que lo de Catalonia
is not Spain no es que resulte una frase demasiado pirenaica, la verdad…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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