Tan acostumbrado está el gremio de los
titiricejas a ser, contradiciendo el
aserto evangélico, profetas en su tierra, que no son conscientes de que,
comportándose de semejante manera fuera de España, se exponen a bofetadas
dialécticas en una y otra mejilla.
Eso ha sucedido con el inefable
(porque describir su fatuidad, su grosería y su incoherencia no puede hacerse
con palabras) matrimonio Bardem Cruz. Movidos por su impulso retroprogre, suscribieron un manifiesto
de los artistas a propósito del
conflicto que este verano se ha recrudecido en Tierra Santa; a favor de los
palestinos, naturalmente.
Viendo que empezaban a caerles palos
por todos lados, Pe fue la primera
(las damas primero, qué cosa más retrógrada, casposa y de derechas) en
desmarcarse. En un sorprendente ejercicio de humildad (falsa, con toda
seguridad), afirmó que Yo no soy una
experta en esta situación y soy consciente de la complejidad de la misma.
¿Cómo puede haber algo en lo que el mundo
de la cultura no sea lo bastante cualificado como para opinar, aunque no
tenga ni idea del tema?
Un día después le siguió el padre de sus hijos. Dado que hoy en día trabajan más en el extranjero que en España,
concretamente en los denostados e imperialistas EE.UU. (ah, pero poderoso
caballero es don Dinero), y allí gran parte del mundo del cine que no ha caído
en manos de los japoneses está aún en manos de judíos, convenía asegurarse las
habichuelas, que es bien sabido que con las cosas de comer bromas, las justas.
No fue suficiente. Un día después, Jon Voight criticó a la pareja de ignorantes (el adjetivo es suyo, no mío) por
incitar al antisemitismo. Se ve que en inglés –que siempre he dicho que en
algunos casos es un idioma de lo más conciso y práctico- sí que es posible
describir con palabras ciertas actitudes…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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