miércoles, 1 de junio de 2011

Que viva la dedocracia

Un rasgo bastante enervante de los políticos de izmierda es que no sólo se creen mejores que los de derechas, sino que además alardean de ello. Lo malo es que la realidad, tozuda como es, acaba colocándoles en su sitio más temprano que tarde.
Viene esto a cuenta del tan cacareado por el PSOE proceso de primarias. Como todo el progretariado, critican Estados Unidos por activa, pasiva y perifrástica, pero al mismo tiempo pierden el culo por triunfar allí (la Pe, su marido, Jorge Mollá, encasillado en papeles de latino…) y les imitan en todo. En todo lo que pueden, al menos.
Las primarias tienen sentido en partidos como el Demócrata y el Republicano, con una secular tradición democrática. El PSOE, por el contrario, nunca ha sido un partido democrático (ni demócrata, pero esa es otra historia). De hecho, diría que ningún partido en España cumple el mandato constitucional de que su estructura y funcionamiento interno deberán ser democráticos (artículo 6). En el mejor de los casos, los partidos son dirigidos por una oligarquía que está tan lejos del sentir de los militantes como de la ciudadanía en general; en el peor, el líder está rodeado únicamente de una camarilla de pelotilleros y aduladores que no hacen sino reírle las gracias y lamerle el culo.
Claro, que lo malo para el líder es cuando su liderazgo termina y pasan a no hacerle ni puto caso. zETAp dijo que habría primarias, quizá con la idea de que saliera su protegida, Ma Chacón. Pero ¡ay!, había metido al diablo en casa hace tiempo. Como dice el dicho, no le des la espalda a Rubalcaba, que te la clava. Y así le ha ido al inútil de La Moncloa, hoy poco más que un muerto político que todavía camina porque no sabe que está muerto.
Y ahí tenemos al Rasputín cántabro, que tiene de demócrata lo que yo de nativo de Nueva Caledonia o de Vanuatu, diciendo que está legitimado por la aclamación de los militantes. Un caso de caudillismo como éste no se veía desde las jornadas del Invicto en la Plaza de Oriente. Claro que, al menos, el Generalísimo obraba por lo que él pensaba que era el bien de España; los sociatas sólo obran en beneficio del Partido o de ellos mismos. Apañados estamos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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