lunes, 4 de marzo de 2013

Doble rasero


Tradicionalmente, los futbolistas no se metían demasiado en política. La cosa empezó a cambiar cuando Iríbar, que fue portero del Athletic de Bilbao y de la selección española, se declaró seguidor de Batasuna. Pero no pasó nada, era libertad de opinión.
Más tarde aparecería Oleguer, aquel futbolista que militó en las filas del Barcelona (entonces no tanto el Farça) y se declaró independentista catalán, indicando que no le gustaría defender la camiseta de España. Pero no pasó nada, era libertad de opinión… y de decisión de los seleccionadores, que no le convocaron.
Luego vendrían las proclamaciones independentistas de clubes completos, como el ya citado Athletic, la Real Sociedad o (ahora ya sí) el Farça… pero no pasó nada, era libertad de opinión.
Pero Salvador Ballesta ha tenido la desfachatez de considerarse español y de declarar públicamente su amor a España. Y claro, eso ha molestado al sector más cenutrio de la afición del Celta de Vigo (o eso se dice), espantado ante la posibilidad de que semejante individuo fuera segundo entrenador de su club.
Debe ser que no se han enterado de que una cosa es la política y otra el fútbol. Que se lo pregunten si no a Javier Clemente, que siendo nacionalista vasco fue seleccionador español.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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