Todo lo que sigue en este párrafo es
una opinión personal. Tratándose de este blog, siempre lo es, pero esta vez
quiero dejarlo claro. De la izquierda, pocas cosas buenas pueden venir. De la
extrema izquierda, menos aún. De la española, prácticamente ninguna.
Dicho lo cual, no me ha causado
ninguna sorpresa las cosas que se han ido sabiendo de Pablo Iglesias
(llamémosle Junior de aquí en
adelante), esa figura del socialismo español del siglo XXI, de ese charlatán
con coleta. El problema de salir a la palestra es que empiezan a saberse cosas
de ti. Y algunas hay, en ocasiones bastantes, que habría sido mejor que no se
supieran: como que Junior estuvo a favor de las escuchas ilegales y el cierre de medios en Venezuela; que su programa económico, estando influido por quien
está (es decir, castrismo y chavismo), es directamente insostenible; que es un esnob y un machista; o que, como extremoizquierdista que es, su democracia es, en la práctica, que el Estado lo controle todo.
Una joyita, vamos. El yerno que todo
padre querría… para esposo de la hija de su peor enemigo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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