lunes, 13 de febrero de 2017

Andanadas de hostias

Hace un par de semanas saltó la noticia de que un grupo de jóvenes de extrema izquierda habían pegado una paliza a una chica en Murcia. A pesar de lo que pudiera parecer, la cosa no fue condenada por los popes pensantes de la progresía: Guillermo Toledo aplaudió la paliza como autodefensa, un tal Manuel Jabois que no tengo el disgusto de conocer dijo que la paliza tenía un por qué, y la periodista del hígado (en eso ha devenido la que parece era una buena profesional; será que el plagio tiene esas cosas) fue cazada por un micrófono abierto diciendo que la agresión le parecía bien que le hubieran partido la cara.
¿Por qué ocurrió esto? ¿Por qué nadie condenó la agresión? ¿Por qué las asociaciones feministas mantuvieron la boca cerrada? Pues porque, se dijo, la agredida era de ideología neonazi, e incluso había participado ella misma en agresiones como autora.
Sin embargo, se supone que vivimos en una democracia. Imperfecta, pero democracia al fin y al cabo. Y una de las características de las democracias, además de la participación del pueblo en la toma de decisiones políticas –por más que tanto neocom como necionanistas se desgañiten mencionadola- es el imperio de la Ley y el monopolio de la violencia por el Estado. Porque si empezamos a dar palizas a los que dan palizas, por mucho que se lo merezcan, acabaríamos todos a hostias.
Una última reflexión: ¿qué habrían dicho Guillermo, Manuel y Ana Rosa si la agredida hubiera sido, por un suponer, una joven podemita, una necionanista o, incluso, una nekane de cualquier p-eta, aunque esa hipotética agredida hubiera, también ella, propinado paliza a fascistas y reaccionarios? ¿Lo considerarían también autodefensa, pensarían que el acto tenía un por qué y les habría parecido bien que le hubieran partido la cara?
Algo me dice –la experiencia, probablemente, y el ser un mal pensado, también- que la respuesta es un triple NO.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: