viernes, 24 de febrero de 2017

Decíamos ayer

La doctrina Mafalda ha demostrado, una y otra vez (siempre desde mi punto de vista, claro está), ser un baremo infalible para determinar si una decisión o circunstancia era buena o mala.
Ahora, ha vuelto ha serlo en relación con el sistema de becas que el ministro Wert propuso en su día. Basado en el rendimiento académico, la izquierda en pleno se alzó contra él tachándolo de elitista. Sin embargo, recientemente el Tribunal Supremo ha avalado el citado sistema de becas. Contra el recurso presentado por la Confederación Española de Padres y Madres (y, quizá, perrito que les ladre), el alto Tribunal ha señalado que la política de becas y ayudas al estudio debe ser un instrumento de estímulo a la mejora del rendimiento académico de los estudiantes, y por ello califica de criterio admisible y legítimo el hecho de pedir un 6,5 de nota a los estudiantes para la obtención de una beca, ya que el empleo del criterio del rendimiento académico no es contrario al ordenamiento jurídico.
Debo aclarar que la segunda frase del segundo párrafo la he escrito sin consultar ninguna fuente. Pero estoy dispuesto a apostar doble contra sencillo que no he errado ni un milímetro. Me conozco a mis clásicos…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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