sábado, 14 de mayo de 2022

Rusia es culpable (XXVI)

Nací en el otoño de 1.968. Empecé, por tanto -ese por tanto presupone que no repetí curso alguno en mi educación preuniversitaria, presunción acertada-, a estudiar la carrera en Octubre de 1.986, dieciocho años más tarde; y el segundo año en 1.987.

En ese segundo año, una de las asignaturas era Derecho Constitucional (o Político II). El profesor que impartía la asignatura era Alejandro Muñoz-Alonso. Recuerdo que en una de las clases se planteó el tema de la finlandización de Europa Occidental: es decir, la supeditación de las naciones que la integraban a las decisiones de la Unión Soviética, sin que la tiranía comunista tuviera que disparar un solo tiro: se haría su voluntad por pura y simple intimidación, como ocurría con la nación escandinava que tenía una frontera más larga con la (entonces) Unión Soviética, y que a lo largo de la primera mitad del siglo se las había tenido tiesas con los de la hoz y el martillo. Y no me refiero sólo al frío.

Con el tiempo, Moscú perdió poder de intimidación, algo que a ciertas personas no les ha gustado nada. Entre ellos se encuentra quien sostiene las riendas del país más extenso de la Tierra, que parece decidido a recuperar la influencia de que disfrutó su país. Y por eso, cuando Suecia y Finlandia, que le ven las orejas al oso, anunciaron sus intenciones, hace un mes, de solicitar el ingreso en la Otan, el autócrata septuagenario redobló su amenaza nuclear.

хай живе україна!!!

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