Por mucho que se empeñen en negarlo, que se niegan -ya lo hicieron hace una década larga, pero parece que hay algunos que nunca aprenden-, la crisis está aquí, y va a ser difícil salir de ella. Y si se empeñan en ahondar el agujero, más aún.
Según las previsiones,
la subida de tipos del Banco Central Europeo nos puede costar hasta siete mil millones de euros al año, y la OCDE ya habla abiertamente de estanflación y de fin de ciclo. Un gobierno mínimamente responsable, o siquiera
prudente, se tentaría las ropas antes de echar las campanas al vuelo, visto lo
que parece que se nos avecina.
Pero el desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer no es así, no señor. Según el
psicópata de La Moncloa y su consejo de ninistros, aunque la economía vaya
mal, todo mejorará tras el verano (aunque los muy ladinos se abstienen
de especificar después de qué verano), y por eso han planteado unos
presupuestos expansivos.
Y si la cosa sale mal, que saldrá, ¿qué hacemos?
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