viernes, 22 de julio de 2022

La Delgado las hace bien gordas

Ahora que está recién dimitida del puesto de fiscal general del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, no está de más recordar las últimas fechorías de la fiscal amancebada con el ex juez prevaricador.

Porque, a pesar de que su candidato tuviera que pasar por el trago de que su primer nombramiento fuera anulado por la Sala Tercera del Tribunal Supremo por falta de motivación, la susodicha fue contumaz y le volvió a nombrar, porque ella no elegía a un candidato, sino a un modelo.

Eso sí, el juramento del candidato de la fiscal general del gobierno en el Tribunal Supremo fue telemático, sin togas, sin público y a distancia. Teniendo en cuenta que el acceso a la condición de fiscal de Sala exige dos actos protocolarios con una gran trascendencia jurídica (un juramento ante la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo y la toma de posesión ante la Fiscalía General del Estado, y que el juramento ante la Sala de Gobierno del Supremo se celebra en el salón de plenos y el fiscal designado va acompañado por uno o dos padrinos que por razones protocolarias de carácter histórico visten con frac) parece como si alguien tuviera algo que ocultar, o le diera vergüenza, o padeciera de fobia social.

A propósito, en el artículo comentan que la susodicha se encontraba en aquellas fechas recién operada de la columna vertebral. Seis semanas ha tardado en presentar la dimisión por motivos de salud. Será que, como aquel de la profanación de cuya tumba dio fe (aunque se la colaran doblada), quiso dejarlo todo atado y bien atado.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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