Para los que han pasado por el Barcelona, sección de fútbol, en lo que va de siglo, no parece haber otra manera de jugar al fútbol que la que, tras ser creada por Johann Cruyff y perfeccionada por Luis Aragonés, llevó al paroxismo el calvo melifluo.
Tan al paroxismo la
llevó, que priorizaron la posesión por sobre todas las demás cosas, incluido el
gol. Cómo sería que, tras recibir un saco de goles en una eliminatoria de la
Copa de Europa contra el Báyern de Múnich, el charnego se mostró satisfecho
porque el Farça había tenido la posesión un setenta por ciento del tiempo.
Ahora es el enano
hormonado, que milita en uno de los clubes estado que el Real Madrid
apartó del camino hacia la final. Molesto porque fuera el Real Madrid quien al
final se llevara el trofeo, y van catorce, ha declarado que la Champions no siempre la gana el mejor.
Por una vez, estoy de acuerdo con el de Rosario. La Champions, como cualquier partido de fútbol, la gana el que mete un gol más que el contrario. Porque de eso va ese deporte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario