domingo, 20 de noviembre de 2022

Necios de usar y tirar

Tradicionalmente, las revoluciones han tenido, por parte de los revolucionarios, dos partes muy bien diferenciadas.

Por un lado, estaban las masas oprimidas, los que actuaban de buena fe, la carne de cañón. Los sans-culottes en la revolución francesa, los obreros y campesinos en la revolución rusa…

Por el otro, estaban los dirigentes. Un grupo reducido, relativamente instruido, que eran los que planeaban las cosas, pero sin arriesgar personalmente nada en el envite (en principio). Así, los jacobinos en la revolución francesa, aunque muchos acabaran perdiendo la cabeza; y los bolcheviques en la rusa, aunque más te valía estar a buenas con el que mandaba, llamárase Lenin o Stalin, so pena de ser borrado (de la foto, del mapa). Este grupo, a pesar de sus proclamas, no aspiraba a derribar el viejo orden para instaurar uno nuevo; o sí, pero siendo el nuevo orden en todo idéntico al viejo, salvo que ellos serían los califas en lugar del califa anterior.

Con todos los atentados a obras de arte que se produjeron el mes pasado, por parte de acerebrados que se pegaban a las paredes o a los marcos, uno se pregunta quiénes estaban detrás de todo esto, quiénes ponen la pasta, en definitiva. Y uno se encuentra con que se apellidan Disney o Rockefeller -no so unos muertos de hambre, precisamente-, o que han dirigido No mires arriba.

Seguro que las obras de arte que tienen en sus mansiones -porque de fijo las tienen- están a buen recaudo, a salvo de vándalos bienintencionados y maldirigidos.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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