domingo, 19 de noviembre de 2023

A este papa le pongo la cruz

Los católicos debemos acatar lo que diga el obispo de Roma, pero entiendo que sólo cuando habla ex cathedra. Cuando lo hace como una persona normal, sobre asuntos humanos, el respeto tiene que ganárselo.

Y el actual ocupante de la sede petrina no se ha ganado el mío. Intelectualmente está, a mi parecer, muy por detrás de sus predecesores; e ideológicamente muestra una connivencia con ciertas ideologías que hacen que, a poco que me despiste, le llame papa natas o papa racho. De hecho, papapaco es lo más suave que le digo.

Hace un par de semanas, el presidente del consejo regional de gobierno de Cataluña -ese cuyo apellido denota los verdaderos antecedentes históricos de su región- hizo una visita al Vaticano, por lo visto en una campaña en relación con la amnistía a sus correligionarios (ideológicos) golpistas.

El jesuita Bergoglio no tuvo ningún problema en recibirle. Todo lo contrario que con la visita siguiente, de miembros de la conferencia de rabinos europeos. El argentino declinó leer su discurso por no encontrarse bien, según dijo, y prefirió entregarles el texto escrito.

Caben dos posibilidades: que el catalán le hubiera verdaderamente contagiado algo, o que fuera una descortesía pontificia. Personalmente, me inclino por lo segundo.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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