lunes, 15 de diciembre de 2025

Cerrar la puerta y tirar la llave

Por alguna extraña razón -nótese el sarcasmo-, mucha gente en Occidente -y España es Occidente… de momento- siente vergüenza, cuando no odio, hacia nuestro pasado de raíces judeocristianas -podríamos precisar que judeocatólicas, aunque el corrector ortográfico me indica que tal palabra no existe-, mientras que muestra una comprensión y una tolerancia entre bovinas y ovinas hacia la religión predicada por el pastor pederasta.

Pero no nos engañemos: mientras que ambas religiones sostienen que cada una es la única verdadera, el cristianismo, en el peor de los casos (para los infieles) sólo condena a los no creyentes a una eternidad fuera de la beatitud divina. El Islam, en cambio, defiende el enviar a los infieles a ese suplicio perpetuo. O, como yo digo en relación con los homosexuales, mientras que el cristianismo (simplificando) condena a los sodomitas al infierno, los musulmanes, además, les pagan el billete de ida.

Viene esta digresión al leer el titular de la noticia que toca comentar en esta entrada, que dice que La Audiencia Nacional absuelve al yihadista que asesinó a un sacristán en Algeciras. Cuando uno lee la noticia ve que el titular busca el efectismo. Es cierto que el asesino resultó absuelto, pero porque la enajenación mental es causa eximente de responsabilidad penal -un loco no es dueño de sus actos- y, por lo tanto, no cabe condenarle. Eso sí, la sentencia ordena su internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario por un plazo de treinta años.

Y estoy de acuerdo con el voto particular parcialmente discrepante, que considera que el trastorno psiquiátrico del acusado no excluye la comisión por el mismo de los delitos por los que se le juzgaba.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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