Cuando a Obama le dieron el Premio
Nobel de la Paz (uno de los que, tradicionalmente, más politizados están),
todos los que no éramos retroprogres
nos planteamos qué había hecho para merecerlo, sabiendo que la verdadera razón
de la concesión era intentar dar en las narices al antecesor del senador mulato…
antecesor que probablemente tenía cosas en la cabeza muy distintas de los
galardones que pudieran caerle encima a su sucesor.
Enfrentado a la realidad de la
política de verdad, Obama ha venido haciendo, más o menos, lo mismo que hizo
Bush hijo: ha seguido en Irak y Afganistán, no ha cerrado Guantánamo… demonios,
si incluso ha acabado con Bin Laden. Prácticamente la única novedad ha sido el
realizar esos pomposos discursos tan del gusto del progretariado internacional.
Ahora, cuando Obama amaga con
intervenir en Siria (se ve que no han aprendido que un mal dictador suele ser
preferible al caos que le sucede), los progres –entre ellos, más de uno que
conozco- claman por que desposean a Obama del galardón. Algunos tardan mucho en
darse cuenta de la realidad de las cosas… o en que se les caiga la venda de los
ojos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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