Si de los políticos dependiera,
Cataluña sería independiente mañana mismo. Por odio visceral a lo que suponga
la idea de España en la izquierda, y por desidia acomplejada (o algo peor) en
la derecha, la realidad es que las sucesivas y crecientes bravatas de los
nacionalistas catalanes no encuentran la adecuada respuesta legal, policial ni
judicial.
Sin embargo, siempre se podrá contar
con el sufrido pueblo español que, como en tantas ocasiones, ha sido el
baluarte que se ha levantado contra aquellos que amenazaban la unidad o
independencia de la patria… a pesar de los dirigentes, y no gracias a ellos. Y
ese espíritu, parece, sigue vivo. Al menos, en el obrero que en el Congreso, cuando los independentistas posaron en fila, les gritó un sonoro ¡Viva España!
De todos modos, puede que los propios
secesionistas no vean tan cerca la independencia. Así se puede interpretar la
frase de Jorge Pujol cuando dijo que la cadena de anteayer no será la última. Vamos, que puede que piense que las uvas todavía
están verdes…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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