La instrucción del EREgate por parte de la juez Alaya, tan
eficaz y concienzuda como hierática y elegante, ha sido lenta pero segura.
Arrancando de un escándalo de corrupción como el de Mercasevilla y tirando con paciencia del hilo, ha acabado destapando
un caso de corrupción de magnitudes colosales, al lado del cual todos los que
ha habido en España, del Gürtel al
Bárcenas, de Filesa a miemmano,
palidecen.
Dado que Andalucía es el cortijo del
PSOE, y en un cortijo nada se hace o deshace sin que lo disponga el señorito, era indudable que los
presidentes de la Junta tenían que estar al tanto del asunto. Todos lo
sabíamos, juez incluida. Pero inteligente como es, sabía perfectamente que al
imputar a esos personajes, dada su condición de aforados, el caso le sería
arrebatado de las manos. Por ello, con parsimonia concienzuda, ha aguardado
hasta tenerlo todo atado y bien atado y entonces, y sólo entonces, ha decidido imputar a Chaves y a Griñán. Los cuales, en un ejercicio de hipocresía que les
retrata, se han sentido… desconcertados.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario