Afortunadamente, no toda la jerarquía
católica en Cataluña participa del cesaropapismo imperante en esa región
española (y también en Vascongadas, todo sea dicho). Aunque muchos prelados
apoyan las tesis secesionistas (olvidando curiosamente que católico significa universal),
siempre hay excepciones.
Con motivo de la cadena humana
(doscientos años después, parece que algunos echan de menos el ¡Vivan las caenas!... quizá deberían
hacérselo mirar) que cruzó Cataluña de Norte a Sur, muchos párrocos secundaron
la iniciativa de hacer sonar sus campanas a las cinco y catorce minutos de la
tarde. Sin embargo, el obispo de Solsona pidió a los sacerdotes de su diócesis
que se quedasen al margen de la sedicente (y sediciosa) vía catalana.
Naturalmente, los necionanistas, en el ejercicio de ese respeto a las opiniones que
predican, se lanzaron a criticarle por activa, por pasiva y hasta por
perifrástica.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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