Antes
de leer este libro no era mucho lo que sabía sobre Boris Johnson. Sabía, sí,
que había sido alcalde de Londres, y también de su tendencia a, vamos a decirlo
así, dar la nota (aunque sólo sea por ese espantoso corte de pelo que luce).
Mucho
más era lo que sabía sobre el biografiado, sir Winston Leonard Spencer Churchill. Cuando era pequeño, una editorial –no recuerdo cuál- sacó una
colección de biografías, de las que compré tres: las de Einstein, Gandhi y
Churchill. Luego, con el tiempo, leí bastante (bueno, a lo mejor no tanto, pero
estoy convencido, sin asomo de presunción, que sí más que la media) relacionado
con el político británico, tanto de lo escrito por él (sus memorias de juventud
y sobre la primera y segunda guerras mundiales, y una selección de sus discursos hecha por
su nieto) como de lo escrito sobre él (básicamente la que parece ser
considerada como su biografía definitiva, la de Roy Jenkins).
Tras
leer la biografía, sé algo más sobre el autor –básicamente que, probablemente,
no sea tan descerebrado como quizá le guste aparentar… hay que ser muy listo
para parecer un tonto, salvo excepciones (que no hace falta mencionar) en las
que el que parece tonto lo es de verdad-, pero no mucho más sobre el
biografiado. Básicamente, porque no es una biografía al uso, que avance
linealmente, sino que –al modo de una pareja de vals (lo siento, me vino la
imagen y no pude resistirme a ponerla)- da vueltas y vueltas alrededor de una
idea central: Churchill fue un gran político, tan grande y tan determinante que
sin él las cosas habrían sido muy diferentes.
Para
resumir, más que una biografía lo considero como un ensayo laudatorio
(hagiográfico sería pasarme un poco). Pero se lee fácil y agradablemente.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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