Decía
mi madre que la ignorancia es osada,
a lo que yo apostillo que quien mucho osa
mucho yerra, de donde podemos concluir que los ignorantes tienden a errar
o, por dejarnos de florituras, a meter la pata hasta el corvejón.
En
este mes que termina hemos tenido dos ejemplos bastante claros: uno, referido a
la izquierda en general; el otro, a una llamada a los más altos destinos en su
formación política… de momento, que los precedentes invitan a pensar que donde
podría acabar llamada es a las bancadas más altas del hemiciclo que constituye
la cámara baja del parlamento español.
Es
común entre los progres hablar (para denostarlo) del IVA cultural. Debemos aclarar que tal impuesto no existe; es cierto
que a los productos que se incluyen dentro de eso que genéricamente se denomina
cultura (o a algunos de ellos) se les
aplica un determinado tipo impositivo; pero dicho tipo no es exclusivo, ni
mucho menos, de ese grupo de bienes, salvo que se considere cultura, también,
todo lo siguiente: tabaco y bebidas alcohólicas, cosméticos y productos de
higiene personal (a excepción de compresas, tampones y protegeslips), flores y
plantas vivas de carácter ornamental, entregas de bienes relacionados con su
actividad por empresas funerarias, servicios mixtos de hostelería,
espectáculos, discotecas, salas de fiesta, servicios prestados a personas
físicas que practiquen el deporte, relacionados con dichas prácticas y que no
estén exentos, servicios funerarios efectuados por las empresas funerarias y
cementerios, asistencia sanitaria, dental y curas termales que no gocen de
exención y servicios de peluquería. Si bien varios de los anteriores podrían
considerarse como cultura, la mayoría
de ellos no entrarían en ese grupo ni combinando un fórceps con una prensa
hidráulica.
A
pesar de ello, los progres defienden
la reducción del sedicente IVA cultural,
como modo de ayudar a eso que ellos llaman la
cultura. Lo que no parecen percibir es que reducir el IVA de la cultura
supondría un mayor ahorro para las rentas más altas, puesto que son las que consumen
mucho más este tipo de servicios.
El
ejemplo concreto lo ha protagonizado la recién estrenada portabocas del grupo parlamentario neocom en el Congreso, al afirmar, tan campanuda ella, que las empresas
del IBEX35 tienen un valor igual al 50% PIB, pero que sólo dan empleo al 7,35%
de los trabajadores ocupados. Eso, como sabe cualquiera con un par de tardes de
estudios de economía, supone confundir el culo con las témporas, la velocidad
con el tocino, las churras con las merinas o, por hablar con propiedad y tal
como recoge el artículo, el flujo con el stock.
A
éstos el cargo sí que les ha tocado en una rifa…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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