Ahora
resulta que, de los cuatro últimos presidentes del consejo de gobierno de la
comunidad autónoma catalana, la mitad (al menos) no estaban intelectualmente
capacitados para el cargo.
El
socialista Pascual Maragall porque, al ser el Alzheimer una enfermedad de largo
recorrido, ya debía afectarle cuando cruzó la plaza de San Jaime de lado a
lado, abandonando el ayuntamiento que había regido durante tanto tiempo para
pasar a aposentar sus reales en el palacio de la Generalidad.
El
necionanista Arturito Menos porque
acaba de reconocer, hace pocos días, que nunca pensó que su ocurrencia sobre el butifarrendum del 9 de Noviembre fuera a acabar en el supremo. La
estulticia de este sujeto sólo es pareja a su desfachatez.
Aunque,
parafraseando a Obi Wan-Kenobi, y teniendo en cuenta los que le han votado y
siguen votando sus ideas… ¿quién es más tonto, el tonto o el tonto que sigue al
tonto?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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