En
el enfrentamiento por el califato de
los neocom españoles, el califa
siguió siendo califa. El aspirante a ser califa en lugar del califa fracasó –cualquier
cosa que no sea la victoria por eliminación del contrario en una formación
comunista supone el fracaso-, y las consecuencias no se hicieron esperar.
En
otras épocas, el fracasado hubiera sufrido un severo dolor de cabeza, o quizá
un intenso frío. Actualmente, las cosas son más civilizadas, incluso entre los
comunistas, y ya no se toman medidas tan drásticas. En el aspecto meramente
topográfico, y aunque los neocom se
hartaron de decir –cuando no los tenían, por supuesto- que lo importante no
eran los asientos, le han mandado para atrás –es decir, para arriba… o
viceversa-, mientras que su antiguo asiento ahora lo calienta la que, según
parece, calienta también otras piezas textiles próximas a Junior.
En
el aspecto estratégico, le han nombrado
(algo raro, en un partido en el que se suponía que las cosas se decidían de
abajo arriba, y no, como ocurre en los partidos de la casta, de arriba abajo) candidato neocom a la presidencia de la comunidad autónoma madrileña.
No
es que tenga muchos temores de que este apartamiento por elevación llegue a
buen puerto; pero creo que sería divertido verle metido en un debate
televisado, sean quienes fueran sus oponentes. Lo malo (para mí) es que nunca
veo esos debates…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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