viernes, 30 de marzo de 2012

Tirar piedras sobre su propio tejado

En un ejercicio de progresía feminoide (supongo), la capilarmente colorida periodista Rosa María Calaf ha dicho que Sara Carbonero hace un flaco favor a la mujer y al periodismo, porque frivoliza la imagen de la mujer y contribuye a que la apariencia sea más importante que el contenido. Añade que Sara Carbonero no tendrá esa intención, seguramente, y que no tiene nada contra ella, aunque para eso es mejor dedicarse al espectáculo o a hacer mamarrachadas en la tele que a la información.
Es decir, según la Calaf, las buenas periodistas han de ser feas, y las guapas no pueden ser buenas periodistas. Como es de suponer que se considera a sí misma buena periodista, hemos de concluir que se considera a sí misma fea. Hablando en serio: no sabía yo que fuera progresista el sostener que las guapas a hacer mamarrachadas o al espectáculo.
Por otra parte, tanto tinte debe haberle afectado a la neurona, porque descolgarse ahora con que el periodismo actula es absolutamente mercenario, sectario y está al servicio de unos intereses económicos que serán todo lo legales que queramos, pero que son muy poco legítimos es no haberse dado cuenta de por dónde van los tiros desde, al menos, William Randolph Hearst (contemporáneo de la Calaf, probablemente); o, por poner un ejemplo patrio de la cuerda de Rosamari, Jesús Polanco.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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