sábado, 20 de julio de 2013

Dime de qué presumes…

Por Ley (por mandato constitucional), el funcionamiento interno de los partidos políticos debe ser democrático. En la práctica, casi nunca lo es. Empezando por la derecha, a Rajoy lo nominó Aznar, y a éste, Fraga, aunque luego los órganos del partido lo refrendaran (honestamente, no cabe pensar que se produciría otro resultado).
En cuanto a la izquierda, en el PSOE viene sucediendo lo mismo. Los dirigentes regionales suelen venir sugeridos por Madrid; cuando tal cosa no sucede, el hecho es más noticia que el que un hombre muerda a un perro. A nivel nacional, se lucha para que, aunque formalmente se convoquen primarias, sólo se presente un candidato, y así ocurrió con Rubalcaba. Con zETAp la cosa fue un poco distinta: se presentaron cuatro candidatos, y no salió elegido el del aparato… pero sólo porque hubo conchabeo tras las bambalinas y porque sus promotores pensaban que sería fácil de manejar. No sabían dónde se metían… Y cuando verdaderamente hablaron las bases, hace década y media, el aparato se dedicó a hacerle la vida imposible al candidato, hasta que Borrell, ojo con él, tuvo que tirar la toalla. Al menos, se libró de encabezar el mayor porrazo electoral del PSOE… hasta entonces.
Ahora, en Andalucía se ha producido algo parecido a lo ocurrido en Madrid hace año y medio. El dimisionario Griñán ha promovido a una candidata (una perfecta inútil que sólo ha medrado dentro del partido) y, aunque se ha abierto un proceso de primarias, ha resultado imposible que los candidatos alternativos consiguieran los avales necesarios (también que se pusieran de acuerdo para presentar una candidatura conjunta, todo sea dicho).
En resumen: mucho exigir democracia interna a los demás, mucho criticar el dedazo, y en cuanto tienen la ocasión ponen en práctica precisamente aquello que afean en los demás.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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