viernes, 26 de julio de 2013

Por sus actos los conoceréis

Resultaría cuando menos sonrojante que, ante el caso de presunta corrupción en el Partido Popular, el PSOE se haya apresurado a pedir medidas como dimisiones, explicaciones y demás. Sonrojante tanto porque si hay algún partido corrompido hasta la médula ese es el Partido Socialista Obrero Español (en dura competencia con la coalición de Convergencia y Unión), como porque cuando la corrupción les ha afectado a ellos, siempre lo han negado todo, se han opuesto a cualquier tipo de comparecencias o comisiones de investigación y han buscado proteger a sus gerifaltes mediante la nefanda figura del aforamiento.
Y utilizo el condicional porque para que resultara sonrojante, el PSOE tendría que tener algo remotamente parecido a llamémosle ética, conciencia o espíritu de la enmienda, elementos de los que carece.
El caso de los ERE fraudulentos en Andalucía resulta, a mi juicio, de una mayor gravedad que el de los papeles de Bárcenas, y ello por varias razones. En primer lugar, el importe económico es mucho mayor (unas decenas de millones de euros en el caso de los Populares, casi mil en el de los socialistas).
En segundo lugar, no es lo mismo –aunque lo parezca- corromperse desde el Gobierno de una Comunidad Autónoma (o del país, o de un ayuntamiento) que desde un partido político. Indudablemente, tanto una como otra deberían inhabilitar a perpetuidad para ejercer cualquier cargo público; pero en el caso de la corrupción en una administración, el dinero afectado es el público (que no es que no sea de nadie, como dijo Carmen Pixidixit Calvo, es que es de todos).
Finalmente, en el caso andaluz ya hay imputados, y cada vez más, gracias al trabajo incansable de hormiguita de la juez Alaya (que ya podría sonreír alguna vez… aunque claro, Felipe y zETAp no hacían más que sonreír y…), que va estrechando cada vez más el cerco sobre los responsables últimos. Que está en el buen camino lo demuestra el hecho de que haya rechazado el recurso de la Junta de Andalucía señalando que es más propio de la defensa que de la acusación particular. Cosa lógica, por otra parte, porque ¿cómo va la Junta a acusarse a sí misma?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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