lunes, 25 de noviembre de 2013

Matonismo sindical

Hace ya una semana larga que terminó la huelga de limpieza en Madrid. Con independencia de las críticas que recibiera, lo cierto es que la alcaldesa supo mantener el pulso que le echaron los sindicatos (quizá lo matuviera por estrategia, quizá por soberbia o quizá por inconsciencia, pero el caso es que lo mantuvo) y la jugada no le salió mal del todo.
Sin embargo, ahora quiero llamar la atención sobre las declaraciones de los sindicatos cuando Ana Botella dio un plazo de cuarenta y ocho horas antes de recurrir a la empresa pública Tragsa para hacer el trabajo que la empresa contratada tenía encomendado. En efecto, Comisiones Obreras dijo que esperaba que no hubiese hasta heridos cuando se cumpliera el ultimátum. Analicemos lo que dijeron: hasta heridos. Es decir, que si finalmente se recurría a Tragsa para limpiar el estercolero en que habían convertido a la villa y corte, podían producirse heridos. ¿Entre quiénes? ¿Y por parte de quién? No entre los sindicalistas, puesto que los trabajadores de Tragsa a lo que iban es a eso, a trabajar. Sería entre los que limpiaban, entonces. ¿Y quiénes les iban a herir? Pues los huelguistas, claro. Lo cual demuestra la catadura moral de aquellos que dicen defender a los trabajadores y que en general se limitan a defenderse a ellos mismos.
También amenazaron con querellarse contra Botella por reventar la huelga. Pero vamos a ver: si los trabajadores están en su derecho de hacer una huelga, los empleadores (en este caso, el Ayuntamiento de Madrid) está en el suyo de intentar que esa huelga fracase, siempre y cuando emplee medios legales y legítimos. Pero eso no les vale a los sindicalistas, para los que, como ya dijo Paulino Iglesias, la ley sólo vale mientras convenga a sus intereses…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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