miércoles, 7 de diciembre de 2016

El muerto que camina parece que, al fin, se parará

El comunismo es una ideología incompatible con la democracia, y viceversa. Y desde que, hace ya un cuarto de siglo, cayeron simultáneamente el muro de Berlín y el telón de acero, los partidos comunistas occidentales se convirtieron en zombis, en muertos que caminan sin darse cuenta, o sin querer reconocer, de que no son sino cadáveres animados.
En España han ido experimentando un proceso de maquillaje, de matrioskamiento que ha llevado a irse sepultando cada vez más profundamente, aunque sin abandonar el control… hasta ahora. Primero se unieron a un conglomerado de grupúsculos -¡estaban hasta los carlistas!- para crear Izquierda Unida, a la que los sucesivos desastres electorales granjearon el mote de Izquierda Hundida. Luego, en las penúltimas elecciones generales, a modo de agujero negro que todo lo absorbe y nada devuelve a cambio, se unieron a más grupúsculos bajo otras siglas que ahora no recuerdo. Y en las últimas, humillándose hasta lo indecible, los paleocom aceptaron ser satélites de sus epígonos aventajados, los neocom, sin que la cosa sirviera de mucho salvo para mantener el nivel electoral que los de Junior habían alcanzado en las elecciones del último Diciembre.
Ahora, asumiendo su carácter terminal, el aragonesista de Rosario y el telegénico secretario general paleocom han asegurado que quieren superar Izquierda Unida, y que están dando pasos para liquidar la coalición. El argentino pocos dará, dada su misnuvalía.
Y mientras, el número uno y el número dos (y aspirante a ser califa en lugar del califa) se tiran los trastos a la cabeza también a propósito de este tema: el primero dice sí, y el segundo rotundamente no.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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