sábado, 10 de diciembre de 2016

Nihil novo sub sole

Desde el comienzo, los movimientos de izquierdas (probablemente también los de derechas, pero eso no viene a cuento para la intención de esta entrada) se han dedicado a jugar dos bazas, una cara al exterior y otra para consumo interno.
En cuanto al exterior, es inveterado el recurso al populismo, a los lemas fáciles (como el de proletarios del mundo, uníos), a la demagogia más ramplona. En cuanto al interior, se resume en una sola palabra: depuración. No cabe la posibilidad de permitir que haya nadie que pueda aspirar a ser califa en lugar del califa, y así Marx se libró de los anarquistas, Stalin de Trotsky, Fidel Castro de Ernesto Guevara, y tantos y tantos otros casos.
Ahora, en Andalucía, se vuelve a esas recetas una y mil veces preparadas, y Teresa Rodríguez copia milimétricamente al PSOE de 1.982: andalucismo de cara a la galería, y castigos a los críticos de puertas adentro.
Sólo en una cosa acertó Marx. En aquello de que la Historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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