sábado, 26 de enero de 2019

A ver si va a ser peor el remedio que la enfermedad

Conocidos tengo que en las elecciones municipales celebradas ahora hace casi cuatro años votaron a alguna marca blanca de los morados, sosteniendo –hay quien todavía lo sostiene- que, por ejemplo, Carmena no es Podemos.
Si lo traducimos al lenguaje que suelo emplear en este blog, tal afirmación es correcta… desde cierto punto de vista, que diría Obi-wan Kenobi. Carmena no es neocom, es verdad… pero es sólo porque es una paleocom rancia y apergaminada, que uno no sabe qué es peor, la verdad.
Cuatro años después, es mi esperanza que la gente se haya dado cuenta de dos extremos: que, por mucho que lo disfracen, los blancos son morados… y que, sean del color que sean, como gestores son un desastre para el común de los ciudadanos. Para sus parientes, amigos, conocidos y organizaciones apesebradas, en cambio, son una auténtica bicoca, el premio gordo de la lotería, maná caído del cielo de los consistorios en los que aposentan sus posaderas los perroflautas… gracias a, nunca me cansaré de decirlo, los de la mano y el capullo.
Pero por si estos cuatro años de sufrimiento no fueran suficientes, ha acudido presto el enterrador de Izquierda hundida, ese que dijo que la gente de izquierdas es genéticamente incapaz de cometer un delito. Semejante sandez demuestra que lo único que los progres suelen traer de origen es la estupidez supina, porque la propuesta del oxímoron barbado (economista y comunista son términos que se excluyen mutuamente) es que los militantes paleocom se desplieguen por los barrios obreros para frenar a la derecha y hacer llegar a los trabajadores el proyecto de país de IU.
Iba a decirle a Albertito que mejor que no, pero he cambiado de idea: adelante, Alberto, que con esa inteligente iniciativa la izquierda no sólo quedará hundida para los restos, sino también enterrada…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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