sábado, 12 de enero de 2019

La piel muy fina para según qué cosas

El progretariado en general –la izquierda, las minorías étnicas (aunque sean una muchedumbre y siempre que no sean blancos), los colectivos ABCDEXYZ y demás patulea vociferante- muestra una exacerbada sensibilidad hacia la corrección política. Eso estaría muy bien si no fueran tan selectivos en lo que es ofensa y lo que es libertad de expresión.
Así, decir que Mahoma era un pedófilo es islamofobia, pero cocinar un Cristo al horno es una manifestación artística; hacer un chiste sobre gitanos o maricas es muestra de fascismo, pero hacer chanzas a costa de la Shoah o de las víctimas del terrorismo es humor negro; decir a los Reyes Magos que Sin vocales es tu presidente del Gobierno favorito es susceptible de una querella criminal (lo que presupone que los querellantes, primero, creen en Sus Majestades de Oriente, y segundo, piensan que tienen poder para conceder lo que se les pide), pero guillotinar en efigie a Mariano Rajoy es un chascarrillo inofensivo, y no hablemos ya de las letras de un presunto rapero en contra de la Monarquía, que no tendrían para el colectivo rojirosiverdimorado la menor de las trascendencias (probablemente otro gallo les cantaría si alguien pidiera tomar al asalto las viviendas unifamiliares de, pongamos por caso, Galapagar).
Viene todo esto a cuento de que, hace un mes, el presentador seleccionado para la gala de los Oscar de este año sufrió una campaña de acoso y derribo por una serie de chistes que había hecho hace años sobre no sé qué colectivo protegido (el homosexual, creo). Al final el cómico, un tal Kevin Hart, pidió perdón y renunció a presentar el espectáculo (a día de hoy siguen sin tener sustituto, e incluso algunas figuras relevantes del colectivo presuntamente ofendido –Ellen De Generes, sin ir más lejos- ha propuesto que lo presente el mismo señor Hart).
Parafraseando el título en español de la película interpretada por Clint Eastwood (otro al que la corrección política le resbala), permite, querido Kevin, que te diga que, en mi opinión, cometiste tres errores: no deberías, en orden cronológico inverso, haber renunciado a presentar la gala, no deberías haber pedido perdón (el que se pica, ajos come), y no deberías haber aceptado el embolado de presentar la gala.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: