lunes, 8 de enero de 2024

En mi pueblo, a eso lo llaman desacato

Cuando se creó la Copa de Europa de fútbol, para participar en ella había que ganar la correspondiente liga nacional. Entrar en ella, por lo tanto, tenía su mérito, no digamos ya ganarla: la jugaban los mejores, contra los mejores.

Luego se impuso el mercadeo, y cada vez se amplió más el número de clubes participantes, y se rebajaron más los requisitos para participar. Pasó a llamarse Liga de Campeones, con el contrasentido de que podían llegar a participar en ella equipos que no habían ganado el año anterior ni el trofeo de canicas de su barrio.

También pasó a estar controlada por individuos que lo más cerca que han visto un balón de fútbol debe ser en el parche que llevan los campeones de la competición. Pero, al igual que con la libre circulación de jugadores –el famoso caso Bosman-, la justicia ordinaria ha intervenido en el asunto de las competiciones de clubes, y ha dado la razón al Real Madrid -equipo que también estuvo en el origen de la Copa de Europa- en su proyecto de crear una nueva competición de clubes, la llamada Superliga, al margen de la FIFA y la UEFA.

Ojo, que lo que ha venido a decir es que puede intentar crear esa competición o, dicho de otra manera, que la UEFA no tiene derecho a prohibírselo ni a sancionarlo. A pesar de lo cual, a la organización supranacional la cosa le ha sentado a cuerno quemado y ha exigido al Tribunal Europeo de Justicia una rectificación.

Que tengan cuidado, no sea que reciban dos tazas…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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