El partido de la mano y el capullo siempre ha sido un enemigo de España, de los españoles y de la libertad. Ya en su estreno parlamentario -nunca se repetirá lo suficiente- manifestaron su voluntad de actuar al margen del ordenamiento jurídico cuando el hacerlo dentro de los límites no les permitiera alcanzar sus objetivos.
Lo que Paulino Iglesias calló,
pero el devenir posterior ha puesto de manifiesto, es cuál era su objetivo
único: aprehender el poder y no soltarlo nunca, detentarlo tanto tiempo como
les fuera posible.
Y para ello se han compinchado,
sistemáticamente, con todos los enemigos de España, externos o internos. En eso,
el psicópata de la Moncloa no es una novedad, sino un continuará, un suma y
sigue de lo anterior.
Y en su lucha por eliminar todos
los contrapoderes, ahora van contra el llamado cuarto poder, la prensa,
porque la coalición Frankenstein anunció su intención de aprobar una
modificación del reglamento del Congreso que les permitirá expulsar de la
cámara baja a lo que ellos denominan pseudomedios… pseudomedios que
ellos mismos determinarán quiénes son. Aunque para el respeto que les muestran
en sede parlamentaria, tampoco es que se vaya a notar demasiado.
Al menos, todavía nos queda el Senado.
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