La izquierda se precia de que ellos
son los más democráticos de todos, y como prueba exhiben el mecanismo de las
primarias (totalmente ajeno a nuestra tradición, como el juicio con jurado, e
importado de los denostados Estados Unidos); pero a la que te descuidas el
mecanismo se revela como lo que es, un mecanismo engañabobos. O bien exigen un
número de avales tan elevado que es prácticamente imposible que nadie, salvo el
candidato del aparato, los consiga, o bien se saltan directamente el mecanismo
y recurren al tan criticado (en los demás, claro) dedazo. Así ha ocurrido en la elección de candidato (candidata en
este caso) para las próximas elecciones al Parlamento europeo, en las que la lista del PSOE la encabezará Elena Valenciano, que en lo de presentarse ya
tiene una cierta experiencia; en lo de ganar… bueno, corramos un estúpido velo.
La designación de la vicesecretaria
general ha provocado el lógico malestar en otras (u otros) figuras que ya
llevan un tiempo cobrando los opíparos eurosueldos y se consideran (digo yo)
con más méritos que la cada vez más oronda cabeza de lista. Me pregunto si sus
aullidos habrían sido tan altos si los designados por el sistema digital hubieran sido ellos…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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