Las víctimas del terrorismo,
especialmente del etarra, han sufrido un mal trato por parte de los poderes
públicos, ya sean políticos o eclesiásticos. Sin embargo, nunca han aceptado
doblar la cerviz, exigiendo siempre nada más –y nada menos- que memoria,
dignidad y justicia.
Con la presidencia de José María Aznar
pareció avanzarse en la buena dirección. Sin embargo, la llegada al poder de
José Luis Rodríguez Zapatero supuso un enorme retroceso, empezando por nombrar alto comisionado a un miserable de la
ralea de Gregorio Peces-Barba, que más que defender a las víctimas se dedicó a
vilipendiarlas, denigrarlas y, por qué no decirlo, atacarlas.
La vuelta al poder del Partido Popular
debería haber supuesto también una vuelta a los tiempos previos al infausto
11-M. Sin embargo en eso, como en tantas otras cosas, el gobierno de Mariano
Rajoy parece estar haciendo seguidismo de lo peor del zapaterato, humillando a las víctimas a través de los favores que
está haciendo a los asesinos.
Por ello, las víctimas se encuentran,
como siempre, abandonadas a su suerte. Ya que las instituciones no las
defienden, habrán de defenderse ellas, ya sea señalando que la actuación de ETA
ha sido un conflicto genocida, ya acusando a los terroristas de genocidio ante
el Tribunal de La Haya. Quizá no sirva para nada, pero por intentarlo que no
quede…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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