Hace cosa de un mes, la banda asesina
de ultraizquierda vasca anunció que haría sin
tardar aportaciones significativas al proceso. El anuncio fue seguida de
sus habituales exigencias, envalentonados por la cancha que tanto las
instituciones españolas como las europeas les han dado desde que, hace casi
diez años, estuvieran prácticamente asfixiados: exigían el desarme de España y Francia, pero sin mencionar la entrega de las armas propias.
Entrega que se escenificó dos semanas
después, pero de aquella manera. Para
empezar, las armas eran apenas media docena, y cabían dentro del maletero de un
coche no demasiado grande. Luego, los que entregaban las armas iban
encapuchados, con lo que podían ser terroristas o unos figurantes contratados
para la ocasión. Figurantes contratados sí que eran los que verificaron la entrega de marras, una
panda de vivales que se ganan la vida, y muy bien, funcionando de defensores
candorosos de semejante panda de asesinos. Para remate, una vez verificada la
entrega, los etarras se las volvieron a llevar, pero eso sí, prometiendo no
usarlas.
Pues hala, ya podemos dormir más
tranquilos, ea…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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