No deja de ser curioso que el título
de este tercer volumen de la historia de Ana Shirley sea la de la Isla, ya que la mayor parte de la historia transcurre
precisamente fuera de la isla del Príncipe Eduardo, lugar donde si se desarrolla
la mayor parte de la historia de los dos primeros volúmenes de la serie.
Serie que, aunque en principio pueda
parecer destinada al público infantil o juvenil, conforme va avanzando se
vuelve, en mi opinión, más seria y madura. Evidentemente, no abandona del todo
el tono humorístico con el que comenzó (aunque, la verdad, la muerte de Matthew
al final del primer libro es todo menos infantil), pero va incorporando
gradualmente temas más serios, como la muerte o los desengaños amorosos.
En cuanto a la forma, el que el libro
no sea demasiado largo y los capítulos en que se divide sean bastante breves
hace que se lea en un pispás.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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