jueves, 4 de septiembre de 2014

Sic transit gloria mundi

Hace no demasiado tiempo, Jorgito Polluelo era posiblemente la persona con más poder de España. Su formación política estaba circunscrita a una sola comunidad autónoma, sin embargo, en dicha comunidad su poder era prácticamente omnímodo, y los diputados que conseguía en las elecciones generales, apenas un veinteavo del total de la cámara, resultaban determinantes en el caso de que uno de los dos partidos mayoritarios no alcanzara la mayoría absoluta. Como marrar tal objetivo solía ser el caso, el sosias de Yoda podía hacer y deshacer a su antojo, tanto en Cataluña como en España.
Ahora, las cosas han cambiado. En una suerte de trasunto del pasaje de los Evangelios en el que Jesucristo le dice a san Pedro que cuando sea anciano ya no podrá ir a donde quiera, sino que otro será el que decida dónde ha de ir, el antaño mandatodo se encuentra con que sus abogados le prohíben comparecer en la asamblea legislativa catalana.
Claro, que cuando se ha encontrado con que dicha cámara ha aprobado su comparecencia por unanimidad, no ha tenido más remedio que ser malo y desobedecer a sus abogados, anunciando que comparecerá. Aunque, eso sí, no lo hará hasta el día 22, para no contaminar la celebración del 11 de Septiembre.
Es como el caso de no realizar actuaciones judiciales en periodo electoral: lo lógico sería precisamente realizarlas, al objeto de que los electores (los catalanes en este caso) pudieran conocer con pelos y señales (pocos pelos y menos señales, me temo) las explicaciones que el susodicho evacuara.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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