Hoy, los catalanes celebran esa fiesta
a la que llaman La fiesta (igual que,
en un arranque de originalidad, llaman bandera
a su bandera: el catalán no es un idioma tan pujante como el vascuence, capaz
de pergeñar vocablos como aeroportua,
pero por ahí le anda). Los secesionistas, convencidos de ser el ombligo del
mundo, llevan meses preparando una campaña a nivel internacional, mediante unos
enormes carteles con rostros de líderes internacionales, del negro Obama al blanco Francisco, en los
que les recuerdan su derecho a decidir (o algo así; la verdad
es que no he prestado demasiada atención a los cartelitos de marras).
Pues bien, la campaña ha sido un completo fracaso. Miento, un efecto sí que ha tenido: el servicio diplomático
estadounidense ha recomendado a sus turistas que eviten la Diada. En el ámbito regional, el éxito ha sido tan monumental… que
la sedicente y sediciosa Asamblea Nacional Catalana ha presionado a los comerciantes para que cierren ese día. Mira que mirar la pela antes que la construcción
nacional…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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