Bien está que alguien en el Gobierno
de España se deje de pamplinas como estoy
seguro de que Mas se atendrá a la legalidad –los nacionalistas nunca
se han atenido a la legalidad, y tampoco lo han hecho ahora- y diga las cosas
claras. Aunque ese alguien sea, como de costumbre, el ministro de Asuntos
Exteriores, y no el de Interior o el de Defensa, que sería lo que procedería.
Pero vamos, que está bien que se diga que, llegado el caso, ninguna medida es descartable, incluyendo la suspensión de la autonomía de Cataluña.
Vista la reacción de la oposición, y aplicando la Doctrina Mafalda,las
palabras de Margallo no han podido estar más acertadas. Aunque a la pregunta
retórica de si también va a enviar los tanques debería haber respondido claro que sí: la sedición es un delito, y
las fuerzas armadas tienen el mandato constitucional de preservar la unidad e
integridad de España.
En cuanto a la respuesta de Mas,
diciendo que Margallo no parará el curso de la historia en Cataluña, habría que indicarle que ese curso le lleva,
ineludible y directamente, al precipicio. Aunque se empeñe en no verlo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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