La izmierda
en general, y la española en particular, presume de una hiperlegitimación en
todos los ámbitos de la vida sin haber hecho nada para ganársela. Llegado el
caso, la derecha hace las cosas tan bien como ellos, o mejor, y ellos tan mal
como la derecha, o peor. Quizá es, sin demagogias, porque al ser en bastantes
casos gente humilde y sin preparación no cuentan con los elementos necesarios
para hacer frente a las situaciones.
En el caso de la quiebra del sistemas
de cajas de ahorro españolas, la izquierda ha tirado de demagogia fácil,
señalando que dichos entes fundacionales se comportaban más como bancos y que
estaban profundamente politizados… aunque olvidando que fueron precisamente
ellos los que provocaron esa politización y quienes se han aprovechado de ella.
Y en el caso de Bankia, antes
CajaMadrid, han atacado al Partido Popular al que, probablemente por llevar casi
dos décadas en el poder con mayoría absoluta (dado el cainismo de la política española
hacia el PP, o ganan con mayoría absoluta o prácticamente pueden olvidarse de
gobernar), consideran responsable de la situación.
Sin negar que hay muchos culpables
dentro de las filas de la derecha, y que algunos se han comportado como
auténticos marranos, la izquierda madrileña habría hecho mejor en mantener una
mayor discreción en este tema. Porque si bien los jefes máximos de la entidad
eran nombrados por el PP, dada la politización mencionada en los órganos
directivos figuraba también gente de la izquierda. Y si sujetos como Blesa o
Rato se ha comportado como auténticos chorizos de lo público, en el caso de las
tarjetas opacas todos se aprovecharon
de la situación… incluyendo al secretario general de UGT de Madrid quien, a pesar de no estar de acuerdo con el sistema, o eso dice, también disfrutó de
esa bicoca.
Finalmente, el sujeto dimitió, pero…
que le quiten lo bailado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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