Según los defensores de la
intervención en Irak (la mal llamada segunda
guerra del Golfo, porque la primera nunca
terminó, así que sería la segunda parte de una única guerra), esta se produjo
porque Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva. Según los retroprogres, tal afirmación era una
falacia y la intervención se producía, para simplificar, por el petróleo
(demasiado bien no les salió la cosa, porque el precio del petróleo no es que
haya bajado demasiado desde entonces). Poco importaba que el de Tikrit fuera un
tirano genocida: se oponía al imperialismo
yanqui, y eso le hacía defendible a ojos del rojerío.
Ahora, el New York Times ha reconocido que las tropas estadounidenses encontraron
miles de armas químicas (que, mientras no se demuestre lo contrario, son armas
de destrucción masiva) en Irak. No voy a esperar sentado a que los
manifestantes del No a la guerra
pidan disculpas o, al menos, reconozcan que metieron la pata. Y no voy a
hacerlo, principalmente, porque se me dormiría el culo…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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