Al hilo de las concesiones que
tradicionalmente ha reportado a los necionanistas catalanes y vascos su actitud
culesca y matonil, y al órdago lanzado últimamente por los primeros y que los
segundos parecen deseosos de imitar, ahora es el líder de otro regionalismo
periférico (de hecho, más periférico, imposible… al menos, hasta que los
portorriqueños vuelvan al seno de la madre patria, si es que lo consiguen) el
que saca los pies del tiesto y, liándose la manta a la cabeza, reclama la soberanía compartida para las islas Canarias. Muy astutamente, pide que la
presencia del Gobierno central se limite a las fuerzas armadas… porque, si no,
la soberanía dejaría de compartirla y pasaría al moro gurrumino o a los negros
que llegan en patera.
Mientras, en la otra esquina de
España, Arturito Menos y sus
compradres secesionistas se reunieron en Pedralbes para reconocer, finalmente –más
que catalanes parecen vascos o aragoneses, por lo duros de mollera que
resultan-, que su tan cacareado e inexorable referéndum no va a poder
realizarse. Pero, reacios a bajarse de ese burro que han tomado como emblema, y
en una especie de trabalenguas a los que tan aficionados parecen, dicen que
habrá una consulta anticipada a la
definitiva y después un referéndum en
forma de elecciones con una lista conjunta aún no consensuada.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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